Se aplica a todas las tarimas con el método de aspersión; consiste en fumigación para eliminar plagas y hongos que puedan dañar la tarima.
Consiste en dejar que la tarima seque por medio de sol y aire del ambiente por un mínimo de 12 días y un máximo de 18 días.
Este proceso se realiza como filtro antes de ser llevada la tarima a su último proceso para descartar tarimas que estén dañadas y requieran un proceso diferente; se realiza por medio de revisión una a una.
Este tratamiento se realiza en cámaras de hornos industriales donde se inyecta calor por medio de un sistema de circulación de aire a temperaturas altas basado en la norma NIMF Nᵒ 15.
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